jueves, 29 de julio de 2010

Cortometraje



JUAN YUFRA
Todo libro expresa un gesto subversivo en el sentido de acercarse a la realidad, de inversión o por lo menos proyecta -contra todo pronóstico- un acontecimiento inasible desde la ficción del lenguaje.
Así, cuando se reflexiona acerca de la literatura que acontece en Arequipa esta suele surgir con manifestaciones propias, inherente a su espacio; la misma que deviene en una expresión de tránsito e interrupciones generacionales: de una época a otra, de una postura estética –prudente- con su espacio tiempo histórico y generalmente enlazándose a la impronta del autor y de sus lectores ocasionales. En otras palabras, surge el paradigma del aislamiento del discurso literario, por ser producida desde una categoría que los conceptos de periferia sostienen.

Esta ciudad no sólo fue el contexto para acoger a narradores sino que sirvió de discurso incluso antagónicos para diversos planteamientos y no me refiero a Arturo Peralta que se fue de Arequipa muy joven y que construyó el famoso texto de El pez de oro cuando ya se llamaba Gamaliel Churata; o a Vargas Llosa que pasó su infancia en Cochabamba o a Oswaldo Reinoso que a pesar de experimentar el epítome de la insurgencia narrativa en la segunda mitad de los años 50 sólo vuelve a esta comunidad con toda la distancia que ejerce el extrañamiento de sus obras; aquí deseo dejar en claro la gesta de aquéllos que “no existiendo” en la oficialidad desarrollan esa continuidad de la narrativa en Arequipa. (Zoila Vega, Marcel Oquiche, Edmundo de los Ríos, Gastón Aguirre Morales,etc.)

Es decir, Arequipa, siempre fue narrada. Incluso Hidalgo llegará a deslizar la idea de que “el cuento es una capital obra de arte” cuando publica su libro de cuentos Los sapos y otras personas en 1927. Por eso, no es sorpresa que exista un escritor como Yuri Vásquez que logra cohesionar esta tradición (comprendida como proceso), esta continuidad dentro de los mecanismos de resistencia cultural en que vivimos, y que muchos llamamos posmodernidad o “desmantelamiento de ideologías” como diría Ricardo González Vigil.
Ahora, Yuri Vásquez es un escritor que se forma con la influencia que ejerce la contracultura y el revisionismo de los años 60 y 70 y ello no es una ecuación de negar por negar las construcciones convencionales de su periodo de formación, sino la expresión de una postura encomiable como creador pues ha sabido mantener una convicción literaria que no se enreda o se opaca; sino que se manifiesta coherentemente, desde la metáfora de su lenguaje a la realidad ficticia de su libro de cuentos Cortometraje.

La década del 80 en la historia del Perú recién empieza a ser expresada por autores como Yuri Vázquez; no sólo me refiero a la ubicación cronológica o al carácter intrínseco de los años de violencia que se vivieron; sino al desgaste de los conceptos como el amor, la libertad y la retórica del “hombre nuevo”, pues, uno de los grandes aciertos de Yuri es haber contemplado la trascendencia de su época más allá de un gesto personal y egoísta.

La sutileza de su palabra y la aparente fragilidad de sus historias no recurren a un lector extraviado en el consumismo sino recurren a un lector extraviado en su propio caos personal. El cuento Pitecántropus Erectus o la tribu de los Ichipawa, que apertura el libro, es una metáfora de aquel hombre que lleva la máscara de la modernidad más allá de su propia piel contemporánea.
Debemos de añadir que la música se convierte en un personaje adicional; el Jazz en este caso será la expresión de la melancolía, de la soledad que rodea a la mayoría de los personajes que sostienen sus historias y que a su vez se convierten en una expresión de su poética narrativa.

Ahora, los temas que se abordan como la frustración, la violencia, el miedo, la utopía o la fraternidad no quedan aislados por un discurso gris que cede terreno y sacrifica su esencia a favor de la técnica sino que alcanzan altos niveles líricos en la mayoría de los casos, el mismo que es un eje distensionador en esta summa de Cortometrajes que proyecta el texto. Sin lugar a dudas, uno de los libros más esperados de la última década.


Vásquez, Yuri (2010)Cortometrajes. Editorial Cascahuesos.


(Fragmento de la presentación del libro de Yuri Vásquez en la Alianza Francesa, el día 13 de mayo de 2010)

lunes, 26 de julio de 2010

FUNDACIÓN DE LA NIEBLA



Desde la niebla / Hacia cualquier palabra
JUAN YUFRA

Es cierto, la poesía lo cuestiona todo. Y lo hace desestructurando muchas de las cosas que damos por ciertas, como la vida, el amor, y la poesía misma.
A pesar que el autor apela a “un libro quebrado” (pág. 11); no lo es. Es otra la esencia que dirigen sus imágenes, sus palabras. No he podido obviar estas referencias: “Tú eras la turba” (Pág. 18), “Fuiste la turba” (pág. 19), “Entonces fuimos la turba” (Pág. 19); tampoco los caracteres visuales y plásticos que le otorga el poeta a su libro. Ya no creo en la poesía como el único y transparente camino de la expresión;

Fundación de la niebla de Ernesto Carrión (Guayaquil, 1977) deja la sensación de algo que puede asirse después de concebido el proceso mismo de la existencia de una identidad formada a partir de las emociones. Es un texto esquizo cuya lucha –a la vez que es uno de sus logros- es adecuarse a ribetes coloquiales que demanda el yo poético mientras se fusiona a la expresión de una totalidad poética que funda su vitalidad en el diálogo con el lenguaje del cuerpo; la palabra puede sugerir desde sus carencias e imposturas una serie de analogías imaginarias sustentadas en la realidad que se crea a sí misma; el libro de Carrión se ubica en la mitad de ambas intensidades de la comprensión humana, esa ambigüedad es parte constituyente del texto; Carrión lo cuestiona todo desde una posición imposible, desde una versión personal de lo que es la poesía hasta llegar al sacrificio mismo de su ser moderno, pues requiere de la angustia, de la “amarga verdad” de Danton o de una revolución -esta vez litetaria- concebida como una vuelta al pasado desde la óptica iconoclasta de principios del siglo XX; todo ello lo hiere, pues su contexto y visión posmoderna lo torna inconforme con el mundo percibido. Su palabra no es la palabra común que se recoge del lenguaje, trata de construir un lenguaje único, segregado, que responda a sus expiaciones personales.
El poemario de Ernesto Carrión es un libro con memoria, con un estilo donde se arriesga todo, incluso la teoría y las bases que puede encontrarse en el sentido estricto que da el poema.
Hay versos logrados “Calca el poema el mundo que no existe” (pág. 42), “se escribe desde la niebla hacia la niebla” (pág. 50); es decir, para nadie. “Yo me quiero largar. Dejar de correr un día contra mí mismo” (pág. 30), “Te aplasto sobre la arena sin saber quién soy” (pág. 27), que responden al carácter manifiesto del texto, un argumento de su identidad. No son los mejores, desde luego. La propuesta formal de Carrión se cierra de una manera interesante en el último poema pues el autor requiere del vacío, de la nada, de la página en blanco para fundar su propia concepción de la poesía.
Pero también hay versos grotescos, que no han pasado por el tamiz de la reflexión pero automáticamente se justifica y se entiende porque este libro no busca ello en la performance latente de su palabra; y eso pasa por la fuerte influencia superrealista que lo antecede como “en los labios las rodillas se están mirando al espejo” (pág.58), producto de ese superrealismo primario que corrompe el trabajo del poeta –algunas veces- por dejar libre a esa manida sensación de ser descifrado mediante imágenes histéricas. Felizmente es lo de menos, uno va a tropezar con hallazgos impresionistas como “Un poema es mi negativa a entender el Lenguaje en el sitio indicado (pág. 46), o enunciados donde la carga lírica es manifiesta “entonces sobre tu verja empieza a quebrarse el sol” (pág. 42).
El libro, al margen del alegato a la confusión -a la turba-que altera sus voz incipiente, se ordena en tres segmentos Sus cabezas yacen vendadas sobre estas playas, Un caballo incompleto que acaba de salir del túnel de los retratos y Presientes que la lepra es la escritura. La voz dialógica del segundo y tercero, en general, es notable.

Carrión, Ernesto (2010) Fundación de la niebla. Cascahuesos Editores. Arequipa - Perú. 82pp.

Adenda

turba1. (Del fr. tourbe, y este del franco *turba; cf. a. al. ant. zurba, ingl. ant. turf, nórd. torf). f. Combustible fósil formado de residuos vegetales acumulados en sitios pantanosos, de color pardo oscuro, aspecto terroso y poco peso, y que al arder produce humo denso. 2. Estiércol mezclado con carbón mineral que se emplea como combustible en los hornos de ladrillos.
turba2. (Del lat. turba). f. Muchedumbre de gente confusa y desordenada.