viernes, 20 de agosto de 2010

Primera Lectura de Estudio sobre la belleza / Alonso Ruiz Rosas


Juan W. Yufra

Todo texto proyecta una realidad concebida desde los lugares más comunes e inciertos hasta los más intrincados espacios del imaginario; éstos que se sostienen a través de su propio lenguaje enlazan el discurso de la vida y una poética que va de la mano con el reconocimiento del mundo que sólo el creador de dicha realidad puede tocar con sus propias palabras. Esta vez, entre el lenguaje de la poesía y la poesía -que es palabra inmersa en sí misma, por así decirlo- está la belleza. Aquella sutil profanación de lo inasible se torna (universo) en nosotros por contener los rasgos de la emoción y de la existencia tangible, ya que poesía es el discurso del espejo:

la belleza se observa en los espejos. (pág. 38)

y más adelante,

la belleza es solo una palabra (pág. 44)

Para leer el poemario de Alonso Ruiz Rosas Estudio sobre la belleza (2010) no se puede obviar a César A. Rodríguez cuando dijo: “Nada es más ojo que la poesía porque todo lo que es sólo es belleza” (1984:186) A diferencia de Emilio A. Westphalen en su trágica y necesaria Belleza de una espada clavada en la lengua, Ruiz Rosas; propone una versión contracorriente y una postura unívoca en la revelación de su expresión; ocuparse de la belleza, tal cual la “entendimos” en los años anteriores; disentir con las formas actuales del hacer de la poesía moderna, no es una exquisitez inmediata a su visión personal de las artes escritas, por eso no van a encontrar los lectores de este libro una propuesta desarraigada de las cosas que nombramos con la mirada ya que Estudio sobre la belleza se enmarca dentro de lo que decía Austin “muchas palabras, especialmente desconcertantes, incluidos en enunciados que parecen ser descriptivas, no sirven para indicar alguna característica adicional, particularmente curiosa o extraña, de la realidad, sino para indicar (y no para registrar) las circunstancias en que se formula el enunciado o las restricciones a las que está sometido” (1990: 43); cuanto menos se advertirá un alegato estético que entra en conflicto con las prácticas formales propias del siglo XX; y una subversión de la palabra desde una óptica personal y “posmoderna”; características ya inherentes de su poética que giró a partir de su obra La enfermedad de Venus (2000).

Ruiz Rosas contempla las cualidades estéticas anteriores al proceso de la desestructuración de la voz enunciada en los poemas; señala el camino de vuelta; deja entrever el proscrito retorno a la poesía; su discurso en Estudio sobre la belleza no advierte antojadizamente la necesidad de consagrar la tradición como proceso; señala más bien; un énfasis conceptual de la interpretación humana de lo bello; de allí que leamos algunas impresiones retóricas de “belleza” como: belleza claridad (pág. 21), …urgida (pág. 23), …ofrenda (pág. 30), …inacabable (pág. 33), …suspendida (pág. 35), …anclada (pág. 37), …decantada (pág. 39), …despojada (pág. 42), …replegada (pág. 43), …testimonio (pág. 46) …desnudada (pág. 50) y la perenne necesidad de otorgarle un cuerpo en la poesía que lo represente pues busca verbalizar sus orígenes en la totalidad del mundo cognoscible:

Belleza emerge… (pág. 22), la belleza convoca… (pág. 24), la belleza transpira… (pág. 27), la belleza pasea… (pág. 28), la belleza congrega… (pág. 32), la belleza reúne… (pág. 35), la belleza derrama… (pág. 41)

Este texto no sólo pretende reafirmar la sutileza de la palabra escrita que enaltece al poeta por su búsqueda impresionista de una estética mesurada, sostenida por la influencia clásica; de allí que estructure el texto manifiesto en tercetos endecasílabos y le otorgue un ritmo inusitado desde las prácticas de la vida cotidiana; sin embargo, dicha referencia sostiene aquel mutatis mutandis que el yo poético recrea como un diástole y sístole que recorre continuamente a lo largo de todo el poemario, de cierre y apertura de la idea alegórica; este elemento de su estética formal no produce ningún desmedro en el enunciado descrito sino que apela a él, pues lo necesita para hacer fulgurar dicha resemantización substancial de la imagen que es sombra (1994:21) de la belleza en su discurso lírico; así nos encontramos con una ruptura en la esencia misma de la poesía contemporánea que se enfrenta desde y con la modernidad; una especie de finta que sólo lo conducirá al conocimiento, no es por gusto que surja en dichas páginas versos como “en la caverna impulsa inquieta mano” (pág. 39); ello refiriéndose a la famosa historia platónica que señala la diferencia entre el saber y el no saber; entre el mundo interior y el mundo exterior: oscuridad y luz (de oscuridad); siguiendo la misma ruta el poeta dirá: oye lo bello (pág. 31); como si la belleza necesitara, aspecto por demás aprehensible, de todos nuestros sentidos para poder concebirla en este mundo fragmentado. Y no sólo esto, sino que le otorga la musicalidad como lenguaje, es decir, un orden.

Sin embargo la belleza no sólo está sostenida por la magia del lector que descifra y que es el único que altera con tanta vehemencia el discurso de lo establecido por el poeta; sino que dicha transitoriedad se lanza desde el principio del libro: la pasajera voz / pregunta / ¿qué hacemos aquí en /medio del / caos? (pág.11), y Alonso sabe abstraer su creación hasta hacerlo coincidir con el sentido de la poesía, que cambia el sentido de las cosas, y es por ello que replantea su propuesta al expresar: “en medio del caos siempre hay / una canción” (pág.13); y esa es la excusa, la melodía, el sonido que sólo puede ser escuchado por aquéllos que tienen -en la mirada- la belleza de las cosas que forman el mundo de nuestra naturaleza interna. Es por eso que se acepta que la belleza “camina entre nosotros (2002:91), que la belleza es la eternidad que se contempla a sí misma en un espejo. (2002:95). Y, por supuesto, siempre está acechándonos (2005:133). Es así que la estética del autor nos deja la tarea de concebir la poesía en todas partes porque existe una belleza de la vida (pág. 47), belleza del paseante, …del dorado, …del caballo (pág. 48), …del iluso, …de los actos, …de los júbilos (pág. 49), …del zapato (pág. 50).

Borges fue proclive a la posibilidad de que “La belleza está en todas partes, quizá en cada momento de nuestra vida” (2005:134). Como se sabe, la poesía no está ni puede estar lejos de la realidad que nos atraviesa con su propio lenguaje olvidado. Poesía es igual a belleza. Por eso es necesario recordar que “sentimos la belleza o no la sentimos” (2005:136) o “La belleza no es más que la verdad de cada uno de nosotros” (2002:32). Mejor comprensión de la poesía, imposible.

Estudio sobre la belleza pretende ser la expresión épica de la palabra poesía; no un subterfugio, ya que la creación de “la sola palabra”, como diría Chocano, no justifica la intencionalidad y no puede ser el único modelo de discurso artístico y mundano que calca la vida en poesía siendo otra cosa y otras vidas a la vez; pues “seguimos siendo exactamente lo que no comprendemos” (2002:81).

FICHA TÉCNICA
Alonso Ruiz Rosas (Arequipa, 1959); integra la generación de poetas que surgieron en este espacio de discusión y tradición literaria que tiene el Perú durante los años 80 junto a otros escritores de notable calidad como Oswaldo Chanove, José Gabriel Valdivia, Carlos Herrera; es autor de libros como Caja Negra (1986), Sacrificio (1989), La conquista del Perú (1991), Museo (1999), La enfermedad de Venus (2000).


Referencias bibliográficas
Austin, John L. (1990) Cómo hacer cosas con palabras. Ediciones Paidós. España
Chocano, José Santos (1979) Antología Poética. Editorial Universo. Lima
Borges, Jorge Luis (2005) Siete Noches. Emecé. Argentina
Fuentes, Carlos (2002) En esto creo. Seix Barral Biblioteca Breve. España
García Berrio, Antonio (1994) Teoría de la Literatura. CATEDRA. España.
Rodríguez, César A. (1984) Cien poemas. Okura Editores. Lima
Ruiz Rosas, Alonso (2010) Estudio sobre la belleza. Cuzzi Editores. Arequipa, Perú

lunes, 2 de agosto de 2010

POSTALES: La poesía en José Gabriel



A veces la vida con sus intrincadas escenas envuelve el discurso de lo humano con tristeza, nostalgia : signos cotidianos del hombre pre moderno se impregnan en las palabras de José Gabriel Valdivia porque -apesar de todo- él sabe que sólo la poesía le habla a la poesía.

Su último libro Postales (Cascahuesos/2008) mantiene esa intensidad lírica característica ya de su poética donde la ternura y la reflexión que motivan sus imágenes parten de una subjetividad -esta vez- posmoderna; el amor, la muerte, la naturaleza son símbolos en la poesía de Valdivia que explican la ruptura con el contexto mecánico y frívolo de otras poéticas.

Dividido en 5 secciones (Rondas infantiles, Homínicas, Ecológicas, Madrigales, Coplas) y con un discurso breve, lacónico en la mayoría de las veces, el poeta José Gabriel Valdivia renueva esta cotidianidad humana del hombre contemporáneo, enajenado y que pierde la orientación en una perenne y abyecta sensación de derrota "nos acostumbraron a la muerte a tiempo completo".

Es notable el uso de las imágenes que desde lo errático de la sociedad actual y de los referentes que condicionan una poética aparecen como síntomas de algo sutil y sorpresivo "Alguna ave en el cielo un pájaro disecado en su vuelo". Podrán notar la cadencia que adquiere su subjetividad al plasmar esta pieza de orfebrería poética.

El carácter elegíaco que observa el poeta Max Alhau está presente sobretodo en Rondas infantiles que es la parte más lograda del libro. El poema Memoria del corazón merece varias lecturas. Esta entrega de José Gabriel oscila entre el desencanto y la ironía. Es en ese paréntesis que se crea donde las imágenes y la poesía encuentran su vigencia. "Qué difícil expresar ternura en esta angustia", "Cuando pienso me entristezco". O aquel sentido metafísico cuando señala (a la manera de un haiku) "Por más agua que la roce/bien sabe la rosa/que en florero no crece" o versos donde lo social y la identificación con el dolor se hacen presentes como referencia lírica "Los pájaros pían sobre las tumbas sin nombre y gotas de lluvia destapan los ojos desenterrados de los inocentes".

Tomando el concepto epistolar que cumple una postal ( en la distancia y en la soledad), los poemas buscan en el receptor una identificación con la fragilidad de esta vida y con lo volátil que pueden ser aquellas herramientas que nos forman...el amor...la felicidad...la ternura...la muerte...el orden es lo de menos...

Valdivia Álvarez, José Gabriel (2008) Postales. Cascahuesos editores. Arequipa

GAVIA: Un libro de Martín



JUAN YUFRA

En América Latina, específicamente en la realidad peruana, la modernidad nos ha permitido distinguir entre los espacios inmanentes del texto y las fuentes que regulan la enunciación poética, una mirada subjetiva ligada a la exacerbación de las emociones, a esa impronta ineludible de la observación del mundo a través del lenguaje humano cuya visión aristotélica oscila entre la identidad y la alteridad de su propio discurso. Estos mecanismos aleatorios regulados por la escritura y la forma confluyen en el poema con el propósito de expresar un único horizonte: el sentido. En Martín Zúñiga este código sigue siendo el resultado de la trashumancia y de una mirada personal de la poesía del siglo XX.
Gavia, libro premiado en España por el Ayuntamiento de Lodosa en el 2009, confirma aquella lejana inquietud de la producción poética, cuando esta no sólo tiene que expresar imágenes desasidas de su contexto sino emular el espacio y recogerlo todo a través de la palabra. Difícil tarea, sin embargo, Zúñiga es uno de esos poetas a los que Uno siempre está atento a leer; no se inclina por desmigajar su texto a la vana invención, ni a una retórica iconoclasta que lo conduzca al hermetismo irracional; su palabra nombra un objeto, una experiencia vívida que sugiere – a su vez- una referencia ontológica sensible, pues el poeta no construye su lenguaje sólo por el hecho de pensar una cosa, sino que conduce y transforma la historia implícita de su obra.
Pero Gavia también es un libro de imperfecciones; de paradojas, y ello no tiene que ver con la dicotomía semántica del título, sino con el anhelado equilibrio de la poesía. El yo poético aún dispersa su voz y contamina la esencia de su origen.
El libro está dividido en dos segmentos: Exhumación de las naves y Bosque acústico. El nivel lírico más importante del texto Zúñiga lo alcanza en la primera parte de su poemario y sobre todo en este poema:

PARECE SIMPLE TRABAJAR SIN MÚSICA

Cuesta trabajar cuando te acompaña
un incendio

Cuando los discos viejos inundan la casa
Cuando las paredes se vuelven gigantes
y estás parado en medio

y
de pronto las medias se te mojan
sin razón, y sin razón también la luz se apaga,
y un barro antiguo se asoma bajo las señales.

Cuesta no cerrar los ojos
en la necesidad de detener algo.

En la música la ausencia de lenguaje no limita el sentido; por eso se universaliza y Gadamer fue uno de los primeros en sugerir la necesidad de subvertir con las mismas herramientas el origen de tales funciones paralelas a la concepción del significado. En poesía, las cosas son distintas. Sin embargo, fogonazos como el anterior conducen al poeta a ese universo donde la imagen y la vida confluyen para decir algo más de lo que está impreso en la mirada.

Zúñiga Chávez, Martín (2010) Gavia. Ediciones FECIT. España